Mi invitada, Sara Teller, conserva la inocencia de quién ha decidido ser eternamente estudiante y observadora incluso habiendo adquirido conocimientos y experiencias de una amplitud sorprendente para su edad. Cuando te sientas frente a ella te sonríe y te mira con interés, con ganas y con humildad. Sin duda, mi cerebro ha quedado más feliz tras aprender de ella, gracias a la manera tan comprensible y sencilla en la que explica cómo funcionan los recursos del cerebro y cuál su relación con algunos de los desafíos de la vida cotidiana.
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